“El cambio no es bueno ni malo, es simplemente cambio”. Revisando durante el tiempo de confinamiento algunas de las primeras series que nos engancharon hace más de una década, esta frase de Don Draper, el icónico protagonista de Mad Men, nos vuelve a hacer reflexionar. ¿Pensaría realmente lo mismo después de vivir una situación como la causada por la crisis sanitaria del coronavirus? ¿Todo lo vivido simplemente nos hará modificar algunos hábitos o será una oportunidad para construir una sociedad mejor?
En realidad, ese mejor o peor dependerá siempre de a quién preguntemos. Probablemente, justo al salir de este período de cuarentena, sectores como la hostelería o el turismo respondan rápidamente en negativo, pero todos aquellos con aplicaciones que faciliten el trabajo o la educación en remoto lo contrario. Quizás, en lo que sí estemos todos de acuerdo es que el “simple cambio” que defendía Draper, no será tan simple. Tal como apuntaba el historiador y filósofo Yuval Noa Harari en un artículo en el Financial Times, “decisiones que en tiempos normales llevarían años de deliberación se aprueban ahora en cuestión de horas. Tecnologías incipientes o, incluso, peligrosas, se introducen a toda prisa, porque son mayores los riesgos de no hacer nada”. Pero, ¿qué pasará con esas medidas después de la emergencia? “Que muchas se convertirán en parte integrante de nuestra vida”.
Y en medio de toda esta reflexión, un protagonista claro: la tecnología. Esta se ha vuelto una herramienta imprescindible en la lucha contra el virus (big data y apps para monitorizar y evitar contagios, inteligencia artificial para secuenciar el genoma del virus, impresiones 3D para suplir objetos imprescindibles para continuar con los tratamientos sanitarios, etc.) y para superar el confinamiento (nos permite seguir trabajando, estar conectados con nuestras familias y amigos, acceder a infinitas opciones de ocio, etc.). Un distanciamiento social que ha convertido esta crisis sanitaria en la gran impulsora de una nueva “televida”.
Una “televida” que seguirá tomando forma después del coronavirus. Aunque no significará perder la esencia de nuestra cultura mediterránea/latina (muy de contacto físico y reuniones de grupo), sí se le concederá más espacio a la tecnología y la flexibilidad (física y horaria) que proporciona en ámbitos como el laboral, el educativo e, incluso, el médico.
Como no podía ser de otra manera, la crisis sanitaria provocada por el coronavirus se tomó también el sumario del número 551 de la revista Cataluña Económica. Y, en consecuencia, Daniel Vidal y una servidora adaptamos nuestro tema, que iba a tratar sobre la tecnología en el día a día, a analizar como la tecnología se ha convertido en pieza clave de estos tiempos de confinamiento (y le sumamos un par de entrevistas a emprendedores con proyectos muy interesantes):
- «La crisis que impulsa la «televida» (también se puede recuperar en formato digital aquí).
- «El sector de la salud digital saldrá reforzado«, entrevista a Xavier Palomer, fundador y CEO de Psious.
- «Se trata de incluir la tecnología en el aprendizaje«, entrevista a Sven Huber y Cristina Puig, fundadores de Fiction Express.