En esta época convulsa, donde la vida se da, más que nunca, de puertas para adentro, los balcones han tomado otra perspectiva. Se han convertido en testigos de homenajes, en espías de conversaciones, en pequeños espacios de libertad y de contemplación.
Y en esta recopilación sobre la arquitectura y la gente de Poblenou, no iba a dejarlos fuera. Así que iré recopilando aquí las fotos que vaya robando a mis vecinos (pido disculpas desde ya) durante este período de semidesconfinamiento.
Este robado va a ir solo, porque me parece un ejemplo maravilloso de cómo llenar un balcón de vida y arte (si queréis saber qué estaba pintando la chica, podéis cotillear en mis destacados de Instagram (carpeta Poblenou):
Esta tanda es de mis vecinos de enfrente, mis compañeros de aplausos de las 20h. y los que me han dado mucha envidia en sus días de trabajo y videollamadas al sol:
Y volvemos al barrio, más allá de mi ventana: