Hay ciudades como Zaragoza en las que parece que el tiempo no pasa y que, a pesar de hacer muchos años que no las pisas -siete concretamente-, siguen manteniendo su esencia intacta -o al menos la que percibes como turistas-.
Pero siempre hay calles por las que no pasaste, edificios que no visitaste, comercios que substituyeron a otros y gente peculiar que le da vida a todo eso: