Perpignan se ha convertido ya en visita obligada. Recorrer sus calles de exposición en exposición para no perderse ni una sola de las instantáneas que forman el Visa pour l’Image provoca sensaciones que son difíciles de explicar con palabras. Dentro de las salas por lo que las fotografías de una muestra de fotoperiodismo pueden llegar a revelar. Y fuera porque, aunque el año pasado ya se intuía, éste hemos podido corroborar que la ciudad (o una buena parte de ella) está superando, y mucho, los límites de la decadencia romántica.
A estas alturas poco nuevo voy a revelaros ya sobre el Visa: guerras, conflictos, locura, despotismo… Uno acaba un poco con la sensación de que es imposible que sigamos empeñados en asegurar que el ser humano es una especie «civilizada» si no fuera porque ese término lo hemos acuñado nosotros.
Para mi de esta edición lo que más destaca es la voluntad de mostrar nuevos puntos de vista. En este sentido, me impresionó mucho la exposición titulada «Los del Norte», que mostraba la guerra de Vietnam desde el punto de vista de los soldados vietnamitas convertidos en fotógrafos. También me gustó una un poco menos agresiva que, bajo el título «El fútbol visto por los niños de la favela Cidade de Deus», nos muestra el trabajo de Christophe Simon en su proyecto por enseñar las bases de la fotografía a un grupo de 18 adolescentes de esa favela.
También esos nuevos puntos de vista dejan un espacio para el fotógrafo amateur o dicho de otra manera, para cualquiera de nosotros. «30 imágenes que no cambiaron el fotoperiodismo» vuelve a abrir el debate sobre si la facilidad de acceder a una cámara de fotos y subir esas imágenes a la Red puede convertir al ciudadano en algo parecido a un periodista. Curioso el cartel que substituye una de las imágenes advirtiendo que la fotografía que debería estar en ese marco no se puede mostrar en Francia. ¿No será entonces que el debate debería ser por qué puedo ver primeros planos de iraquíes acabados de asesinar y se censuran las imágenes con personas locales? ¿Que no se merece el mismo respeto cualquiera de las otras personas que aparecen en esas fotografías?
Visa pour l’Image cumple también una función didáctica muy valiosa. Además de las fotografías de temas que vemos en la tele o en la prensa con asiduidad, muestra otros que para muchos son incluso desconocidos o de los que no tienes demasiada información. Este año ese papel lo han jugado, por lo menos para mi, exposiciones como «La lucha contra los abusos sexuales en el ejército norteamericano», «Los Rohingya, una minoría sin voz», «El muro del miedo» o «Republica Centroafricana. Terror y lágrimas».
Saliendo de las exposiciones sobre guerras y conflictos, no puedo dejar de destacar tres que muestran una realidad sorprendente:
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«Del otro lado del muro: una cárcel venezolana controlada por los presos» o como la cárcel de Vista Hermosa de Venezuela se ha convertido en un pequeño pueblo independiente gobernado por los internos.
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«La torre de David» o como puede, lo que debía ser un magnífico rascacielos de lujo de 45 plantas, convertirse en la chabola más alta del mundo. Actualmente aloja a 3.000 ‘okupas’.
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«El tren de los olvidados» o como los pueblos más orientales de Rusia, casi abandonados y sin infraestructuras básicas, dependen del «Matvei Mudrov» un tren-hospital que no solo hace las funciones de clínica ambulante, sino que para muchos es el último vínculo que tienen con el resto del país.