No he podido resistirme a recuperar aquí la entrevista que le hicimos a Xavier Verdaguer para Barcelona Loves Entrepreneurs:
Xavier Verdaguer se define a sí mismo como emprendedor en serie. Seis empresas lanzadas desde Barcelona y otras tres desde San Francisco le dan argumentos para explicar ese concepto y le posicionan como uno de los emprendedores catalanes más creativos e internacionales.
Verdaguer es Ingeniero informático y Arquitecto Técnico por la UPC y con estudios de alta dirección en la Stanford Universtiy. Empezó su trayectoria profesional como director de Informática de Consulting Taller de Ingenierías, SA y a los 25 años inició su carrera como emprendedor, de la que este jueves, 19 de diciembre, presenta su última propuesta: Imagine Express.
Xavier Verdaguer se define a sí mismo como un “emprendedor en serie”. ¿Por qué?
Primero porque voy empezando un proyecto detrás de otro, pero también porque esta filosofía la aplico no solo a mi vida profesional, sino también a la personal. En otras palabras, yo me considero una persona emprendedora en todos los aspectos de mi vida.
¿Cuál y cuándo lanzas la primera empresa?
Técnicamente, mi primera empresa fue TMT Factory, que lanzamos en 1997 y que es una empresa que todavía funciona y de la que aún soy socio, aunque vendí una gran parte. Es una compañía que ha pasado por todo lo que puede pasarle a un emprendedor: empecé solo, crecí mucho, me arruiné, volví a levantarme, busqué más inversión primero con inversores privados y después con socios de capital riesgo, salí fuera de España, vendí parte de la compañía… No obstante, yo siempre digo que probablemente mi primera experiencia emprendedora fue a los 12 años cuando gané un concurso de la tele al que nos presentamos con un compañero de clase. Y es que eso de asociarse con un compañero e intentar desarrollar un producto para presentarlo a un medio de comunicación y ganar un premio, creo que es una experiencia emprendedora muy interesante.
La primera experiencia emprendedora con 12 años… ¿eso quiere decir que se nace con ese espíritu emprendedor?
No. Yo creo que un emprendedor no nace sino que se hace. Sí que es verdad que hay gente que quizás, de una manera más innata, tiene más inquietud o curiosidad, que son habilidades imprescindibles para ser mejor emprendedor, pero yo soy de los que piensa que todos podemos ser emprendedores, igual que todos podemos ser creativos. De hecho, todos nacemos emprendedores y creativos, pero después el sistema educativo os va limitando.
¿Cómo ha sido la trayectoria de Xavier Verdaguer después de TMT Factory?
Resumiendo mucho, mi trayectoria cuenta con seis empresas de base tecnológica del 97 al 2008 creadas desde Barcelona, de las que la mayoría me han ido bastante bien, no todas, y muchas todavía continúan funcionando. Y desde el 2008, que me fui a Estados Unidos, he puesto en marcha tres proyectos: el primero fue constituido en 2010, Innovalley, y en 2011 lanzamos Seven4seven e Imagine Creativity Center.
De todos esos proyectos emprendedores, ¿cuál destacarías?
De todos los proyectos, Imagine. Aunque probablemente será el que menos beneficio nos reportará. De hecho es una iniciativa sin ánimo de lucro, pero el retorno emocional que nos proporciona es brutal, ya que ves la transformación de las personas, ves como aquello que ha hecho el equipo puede tener una incidencia muy positiva en algunas personas.
A parte de los proyectos, ¿Qué momento de todo ese recorrido recuerdas más especialmente?
En cuanto a momentos, quizás destacaría dos, uno negativo y otro positivo. El negativo fue cuando me arruiné en 2001. Fue muy duro porque tenía muchos compañeros de trabajo, era muy joven, no tenía ningún pulmón financiero y desapareció el único cliente que teníamos. Fue una situación muy complicada. No obstante, después supimos salir reforzados de aquel momento y, incluso, a veces creo que es lo mejor que me ha pasado, ya que me permitió aprender muchas cosas que no hubiera aprendido sin ese descalabro.
¿Y el positivo?
El más positivo fue cuando en 2008 conseguí vender una parte de TMT Factory que incluía la parte que le había dado a mi madre cuando la fundé. Yo vengo de una familia muy humilde y conseguir que los inversores compraran aquella parte por más de 1 millón de euros y que se pudieran jubilar ella y mi padre fue muy satisfactorio. Una recompensa a todo el esfuerzo realizado durante todos aquellos años.
Hablando de éxitos y fracasos, hay mucha gente que no se atreve a emprender por este miedo a fracasar. ¿Qué consejo les darías?
Hoy mismo leía una artículo de una enfermera que había hecho un pequeño estudio de lo que se arrepiente la gente antes de morir y la primera razón era no haber intentado un proyecto que tenía en mente. Entonces, yo les diría que si no arriesgan, no conseguirán nunca nada relevante. Se debe entender que los errores forman parte de esa aventura apasiónate que es emprender.
¿Qué significa ser emprendedor?
Tener sueños, ilusiones, proyectos… y luchar para sacarlos adelante. Las dos cosas van en un pack, porque si tienes sueños pero no los sacas adelante no eres emprendedor. Pero si tienes una ilusión y luchas de verdad por ella, arriesgándote, sumando esfuerzos con otros, cooperando, teniendo cierta ambición y ganas de cambiar el mundo, capacidad para trabajar mucho, tenacidad, ganas de volverlo a intentar… entonces eres un emprnededor. Porque ser emprendedor es una actitud.
¿Cómo debería potenciar la escuela esa actitud emprendedora?
Se tiene que cambiar la base. Creo que lo que debe potenciar la escuela es, sobre todo, aprender a comunicar mucho mejor, porque será muy importante para su futuro, la capacidad de liderar, porque los estudiantes deben saber sacar adelante un proyecto, un equipo, etc., y la creatividad. Y esta creatividad se puede y se debe enseñar, porque en un momento en que la información está disponible para todos, la clave estará en la creatividad con la que seremos capaces de combinar toda esa información para generar cosas nuevas.
Viajaste a San Francisco para estudiar y te enamoró…
Me enamoró la energía de la gente en todos los sentidos. Todo el mundo con quien hablaba tenía muchas ganas de hacer cosas. Era como un movimiento de “vamos a cambiar el mundo de verdad” y todos se lo creían. Y pensé que allí había una energía especial y quería entender bien cómo funcionaba ese ecosistema.
¿Y cómo funciona ese ecosistema?
Muy sencillo. Al final es un tema de actitud. La conclusión a la que llegué es que tienen más o menos los mismos ingredientes que aquí –talento, calidad de vida, gente con dinero, empresas de referencia, eventos de networking…-, pero hay una actitud diferente de la gente, que se arriesga más, tiene más ambición y trabajan más.
Entre otras cosas, en San francisco pones en marcha Imagine, ¿qué buscas con este proyecto?
Imagine nace porque tenía mucho sentido crear un programa para que la gente de aquí pudiera hacer una inmersión allí, un poco como la que yo había vivido. El espíritu era hacer alguna cosa para que la gente fuera allí un tiempo e hiciera un cambio de chip total. Y para hacerlo eficaz no quería montar un viaje turístico, sino hacerlos venir a trabajar porque creo que es la mejor manera de aprender. Con la excusa de ir allí un mes y desarrollar las ideas para un cliente, lo que acaban haciendo es empaparse del espíritu emprendedor que se respira en San Francisco.
De este proyecto de Imagine sale ahora Imagine Express…
Imagine Express recoge todo lo que hemos aprendido a hacer durante estos años, que es juntar talento muy diferente y crear equipos que generen ideas ganadoras, y trasladarlo al campo de las aplicaciones móviles, hacerlo de una manera más condensada y desde Barcelona. Es una colaboración que sale con el Mobile World Capital, una primera experiencia de hacer un formato de Imagine más reducido y diferente… pero que es a su vez muy Imagine: vamos a juntar gente muy buena de diferentes perfiles -12 ingenieros, 12 personas con ideas y 12 personas de business-, vamos a crear equipos de tres, vamos a enseñarles que esta diversidad es positiva y vamos a acompañarlos en un viaje de cuatro días en el que irán generando ideas en el mundo de las apps.
Será un viaje en tren Barcelona-París-Londres-Barcelona muy especial
Es un viaje muy simbólico: es un viaje en tren, que sale de Barcelona, va hasta Londres donde se buscará financiación, vuelve a Barcelona y con todo lo que has aprendido en ese viaje emprendes un proyecto desde aquí. Además, el hecho que sea un tren ya es por si muy simbólico: es un tren que no puedes perder un tren donde conocerás gente muy diferente a ti pero que te aportará mucho valor, y un tren que vuelve a casa.
Volviendo a tu experiencia en Estados Unidos: San Francisco vs Barcelona, ¿qué es lo mejor y lo peor de cada una?
Yo creo que son dos ciudades que se parecen mucho, pero en Barcelona hay una cosa que no me gusta y es que aquí continua habiendo mucha gente demasiado conservadora o muy reticente al cambio y al riesgo. Incluso, y esto es muy del hecho catalán, esa envidia que a veces hay entre la gente y que parece que aquí cuando a alguien le va bien de seguida se le critica. En cambio, allí no. Allí cuando a alguien le va bien la gente le apoya e intenta acercarse. Pero, por otro lado, Barcelona es una ciudad fantástica, con gente creativa que tiene unas ideas excepcionales. En realidad Barcelona y San Francisco tienen muchas más similitudes que diferencias y estaría muy bien que se ayudaran mutuamente.
¿Es Barcelona una ciudad para emprender?
Barcelona es uno de los mejores lugares del mundo para emprender, sin duda. Y además, como estamos en el mejor momento de la historia para emprender, la gente que está aquí está en el lugar adecuado y en el momento adecuado porque lo tiene todo: talento, mucha gente disponible, calidad de vida, que es fantástica para retener ese talento y atraer talento de fuera, gente con dinero, mejores infraestructuras de las que hay en San Francisco, buenas escuelas de negocio y universidades…
Teniendo todo esto, ¿qué tenemos que hacer entonces para convertirnos en referente europeo del emprendimiento?
Cambiar la actitud de la gente. Y esto se consigue trabajando en varios puntos, uno más a largo plazo como es la educación, y otros más a corto como es darle visibilidad a los emprendedores que lo están haciendo bien para que se conviertan en referentes y ayudarnos entre todos. Luego está, evidentemente que la administración debería facilitar las cosas, intentar conseguir que si vienes de fuera las cosas sean más fáciles… pero todas esas cosas son barreras que también existen en sitios como Silicon Valley y para mí no marcan la diferencia. La realidad es que todos podemos poner nuestro granito de arena y ayudar y potenciar la cultura emprendedora.