Lo bueno y lo malo de viajar sola es que solo tu decides cómo será ese viaje. Para este recorrido por los países bálticos (previa parada en Berlín para disfrutar unos días de la mejor compañía), yo he decidido observar y aprender. Y así he descubierto mucho sobre la historia, la cultura y la lucha de unas ciudades que han sufrido mucho para conseguir su propia identidad. He visto arquitectura, arte, trabajo, charlas, intercambios, paseos… En definitiva, todo lo que da vida a una ciudad.
Y mientras observaba, me he permitido la licencia de captar momentos, de robar instantes a locales y turistas, de convertirlos en fotos fijas que muestran que, a pesar de todas las diferencias, en el fondo todos tenemos mucho en común.