Hace casi dos años que tengo estas fotos guardadas en el disco duro. Cuando las hice -julio de 2021- tenía una idea en la cabeza que, al volver a casa, no me acababa de convencer. Y he vuelto a ellas varias veces, pero nunca encontraba la forma de darles un sentido con el que me sintiera cómoda: ¿Hablamos de lo kitsch? Pueden ser muchas cosas, pero estas figuritas tienen poco de pretenciosas. ¿Hablamos de las casas de los pueblos? No creo que sea una decoración tan excluyente. ¿Hablamos de generaciones? La manía por lo vintage de los últimos años desdibuja esa línea un poco…
Así una idea detrás de otra, pensando que volvería a esa casa a hacer nuevas fotos antes de publicar las que ya tenía… pero a veces la vida se encarga de recordarte que luego es demasiado tarde. Este mes de febrero murió mi abuela Carmen, quien atesoraba estas y otras figuras en su casa de Guadahortuna. Y ahí estas fotos tomaron sentido: explican una parte de mi historia familiar, de los veranos en el pueblo, del cariño a pesar del tiempo y la distancia…
Ahora revisándolas las veo con otros ojos y me parecen un bonito homenaje hacia ella:
Estas también las hice ese mismo verano, aunque en casa de mi otra abuela. Las dejo por aquí porque creo que responden a la misma idea…