“Los arqueólogos del futuro irán al Poblenou para investigar los inicios de la industrialización. Aquí, cuando la locomotora de España era Catalunya, hubo una de las mayores concentraciones fabriles del siglo XIX. Solo Sant Martí, el taller de Barcelona, con el Poblenou como ariete, acumulaba más del 40% de la industria algodonera de la capital catalana. Muchas industrias sucumbieron a los cambios del siglo XX. La Vila Olímpica y el complejo comercial y residencial de Diagonal Mar engulleron un laberinto de vías, talleres ferroviarios, fábricas y fundiciones”.
Me tomo prestada esta intro de La Vanguardia (podéis leer el artículo aquí) que encontré buscando información sobre Macosa porque yo no soy arqueóloga, pero sí una recién llegada a Poblenou que se va topando con rinconcitos llenos de historia… Y eso es lo que me pasó con la Torre de les Aigües del Besòs, que seguramente había visto desde lejos alguna otra vez, pero que no recordaba y a la que nunca me había acercado (me he quedado con las ganas de subirla, pero en la web dicen que están de reformas desde ¡el 1 de julio de 2018! Tiene pinta que no volverán a abrirla).
Según se extrae de la página de Barcelona.cat, esta torre fue construida en el margen derecho del río Besòs e inaugurada en 1882 con el fin de proveer de agua a la ciudad. Este uso duró apenas 13 años, ya que en 1895 se destinó a proveer agua industrial.
Después de contemplar aquella torre y buscar algún punto de información que indicara si todavía estaba abierta, volví por la calle paralela y me topé con otra chimenea (la más alta de Barcelona, según puedo leer en Vestigios de Barcelona) que me ayuda a completar el puzzle de lo que había sido aquella zona. En 1922, la sociedad Material para Ferrocarriles y Construcciones S.A, compró el complejo de la Torre de les Aigües y construyó allí la que sería una de las industrias más importantes de toda España, especializada en grandes estructuras de hierro y en la construcción de trenes.
La empresa, origen de Macosa (Materiales y Construcciones S.A.), fue fundada por los hermanos Girona como una fundición, pero pronto se reorientó hacia la construcción de ferrocarriles, motor de la industria de la época. ¿Qué pasó después?
Este reportaje de Crónica Global lo explica muy claro: “Material de Ferrocarriles y Construcciones SA siguió prosperando de forma desigual hasta la entrada del siglo XX. Llegaba la plenitud. En 1907, Materiales inició la producción de acero en el Poblenou, el distrito de Sant Martí, convertido ya en lo que se conocería como el Manchester catalán. Esta zona de Barcelona, pegada al litoral norte de la ciudad, fue el escenario más identificable de la Revolución del Vapor, de la metalurgia avanzada y de la química. Durante casi un siglo, fue el estandarte de la industria pesada».
En 1970 MACOSA era la segunda compañía del sector ferroviario español
«Su decadencia llegó vertiginosa en los años setentas de la pasada centuria, como prólogo de una extinción inapelable provocada por el cambio de modelo. Finalmente, en los noventas, llegó el momento de su reconversión en zona residencial y comercial, coincidiendo con los cambios en la piel de la ciudad y la apertura del cinturón litoral, en los Juegos Olímpicos del 92. Lo que un día había sido el Manchester, se convirtió en el frente marítimo, que enlaza la Villa Olímpica con Diagonal Mar”.
Macosa se fusionó con La Maquinista Terrestre y Marítima (MTM) en 1989, pasando a llamarse Meinfesa, entrando poco después a formar parte del grupo GEC-Alstom y trasladando la fábrica de Barcelona a Santa Perpetua de Moguda. En julio de 2015 se produjo la venta de la compañía a la Suiza Stadler Rail.
La fábrica llegó a tener unos 5.000 empleados en algunas épocas, y sus antiguos trabajadores quieren preservar el recuerdo a través de elementos vinculados a la empresa, como la Torre de les Aigües del Besòs, la Casa de Vàlvules anexa y la chimenea, además de crear el “Espacio Macosa”.
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