No es fácil ponerse delante de una hoja en blanco. Menos cuando lo que tienes delante es un encargo para explicar, en cuatro hojas de una revista, lo que es la viralidad y lo que supone en esta nueva (o pretendida nueva) economía. Lo bueno es que es un tema realmente interesante y del que se puede sacar mucho jugo. Lo mejor es descubrirlo y transmitirlo bien acompañada del gran Daniel Vidal.
El concepto de viralidad no es nuevo. Aún quizás sin tener esa concepción epidemiológica de la comunicación, el contagio o expansión de noticias, historias o rumores se busca desde los principios de la humanidad, incrementándose con las primeras civilizaciones y multiplicándose exponencialmente en nuestra sociedad actual gracias a Internet y las múltiples herramientas que ponen a nuestra disposición un sinfín de canales para comunicarnos con cualquier persona, en cualquier parte del mundo y en cualquier momento.
Hasta hace algunos años, la viralidad de algunos contenidos surgía de manera casi espontánea, surgida de la informalidad de compartir contenido entre iguales, o, como se extrae de un estudio realizado por la Universidad de California-Los Angeles, del carácter social que define al ser humano y de factores como el sentimiento de pertenencia (estar dentro de un movimiento, compartir contenidos que identifiquen o interesen a un colectivo) o afecto (compartir historias con alguien porque se sabe que le va a gustar). En este contexto, si una historia gusta o llama la atención, en pocos minutos ha podido recorrer el mundo de manera rápida, eficaz y prácticamente sin gastos asociados.
Con todo ese potencial, ¿cómo iban las empresas a perder la oportunidad de intervenir en el proceso?
¡Descubre más en la revista Catalunya Económica! Edición papel, nº 525, págs. 46 a 49 y disponible también en versión online en su página web.