Tenía mono de tren. De viajes que no acaban nunca. De paisajes que corren al otro lado de la ventana. De miradas que se pierden a la misma velocidad. De pensamientos fugaces. De ideas encadenadas. De historias que imaginan una realidad ficticia. Del Último como banda sonora. De pensar que, si se tenía que acabar el mundo, que lo hiciera con ella en movimiento.