Un año más que pasa demasiado rápido. Empiezo a pensar que eso que decían los abuelos de que el tiempo pasa cada vez más deprisa es verdad. Será porque haciendo balance del año que acaba siento por primera vez que me estoy haciendo mayor, aunque también que sigo un poco perdida. No ha sido un año fácil y ha habido momentos en los que la tentativa de tirar la toalla o salir corriendo han sido muy fuertes. Por suerte, tengo mucha gente alrededor que me recuerda porque vale la pena luchar y que me ha ayudado a seguir. Porque la única manera de encontrar tu camino es caminando.

Y esa frase de que “la felicidad existe y se encuentra en cada uno de esos momentos que compartimos con gente excepcional”, que escribí por primera vez después de un viaje increíble al norte, la he repetido una y mil veces en este blog, en otras redes sociales, en títulos de fotos y, sobretodo, en mi cabeza. Y la he podido repetir gracias a vosotros y a esos momentos que me habéis regalado para seguir llenando aquel cofre imaginario de buenos recuerdos, de risas y aventuras, de viajes para descubrir mundos nuevos o rincones escondidos de los sitios de siempre, de imágenes y de música, de lecciones y consejos, de charlas sin fin que pretenden arreglar nuestro pequeño mundo, de cuentos de hadas y de sueños por cumplir…

Un año más, gracias por estar ahí y lo siento por no haber estado yo del todo.