No sé por qué, hoy me acordé de Santos, de un día gris de septiembre al otro lado del charco, de una comida en una especie de marisquería mientras la lluvia no da tregua al otro lado de la ventana, de conversaciones en buena compañía y lindos paseos al lado de Mariana y sus padres…
De momentos que se te quedan grabados en la memoria para siempre y que de vez en cuando consiguen sacarte, otra vez, una de aquellas sonrisas melancólicas.