«Veo en ella una manifestación más de nuestro, al parecer incurable atraso; tenemos el pan, la carne, la leche, la manteca, las patatas, etc., a doble cuando no a triple precio que en otras naciones; no era de esperar que sucediera cosa distinta en orden al azúcar. Es un horror que hace sospechar si por ventura no estaremos destituídos de aptitudes para ser una nación moderna. El remedio a eso implica no menos que una revolución en nuestro espíritu y en nuestros seculares procedimientos de gobierno».
Joaquím Costa, 1903