Al pasar por delante me llamó la atención. Aparentemente era una casa normal. Bueno, normal si no hubiera estado situada en el barrio del Tibidabo, enmedio de caseríos y torres de la antigua burguesía barcelonesa que han corrido mejor suerte que ésta y encontraron alguien que las mantuviera con, más o menos, su esplendor de antaño. Pero esta no. El paso de los años ha hecho estragos en ella y ahora parece como si el tiempo se hubiera detenido en su interior. Cortinas hechadas, persianas bajadas, árboles sin podar que tapan cada año un poco más y la maleza creciendo en el jardín. Sí, como si en cualquier momento fuera a salir un falso fantasma… Como sacada de una de esas historias de Ruiz Zafón