Con el tiempo, las cosas se ven de otra manera. Y en realidad es así. Cuando han pasado dos semanas desde nuestra odisea en autobús desde Londres a Barcelona, más o menos recuperada y puesta al día, puedo permitirme pensar en esos cuatro días de vacaciones extra con más serenidad. Y es ahora cuando te das cuenta que lo que has vivido es realmente una experiencia, una situación que te enseña muchas cosas. Cosas como que hay que creer en uno mismo y no temer gestionar una situación de crisis en la que eres la única responsable del grupo en un país donde no se habla tu idioma; como que es importante no perder la paciencia y mantener las formas; como que se debe confiar en la gente y trabajar en equipo para alcanzar tus metas; como que ayudar a los demás y dejar que te ayuden es muy gratificante; como que compartir, no sólo cosas materiales, sino simplemente una buena conversación puede descubrirte personas increíbles… Y, sobretodo, que hay que ser positivo y estar dispuesto a aprender cosas nuevas todos los días.
Eso es trabajar en equipo y lo demás son cuentos.