Esto de Renfe no tiene nombre. Sí, lo sé, hablar de infraestructuras en Cataluña parece ahora casi un tópico y un tema muy recurrente para todos los periodistas, bloggeros y aficionados varios, pero es lo que hay. Y una tiene deformación profesional. Aunque yo no me alargaré demasiado. Los que pasa está bien claro: la previsión ha sido un desastre; los estudios de terreno, si se han hecho, no han seguido el procedimiento correcto (y el que me diga lo contrario que me traiga los papeles y un técnico que me explique todo lo que se requería y lo que hay hasta el momento), no se han tenido en cuenta los edificios colindantes ni los daños y perjuicios a los vecinos. Hasta ahora, y con suerte, no ha pasado nada demasiado grave más que algunos socavones y varias líneas de cercanías cortadas. Bueno, suerte… no tanta para los trabajadores que han fallecido de servicio. O para los que viven en los pisos de al lado y llevan meses y meses sin dormir o preocupado por donde pisan. Aunque estos si se pueden sentir afortunados si al final de todo no se ha caído ningún edificio. ¿Cómo no quieren que se hagan vídeos catastróficos como el de la Sagrada Familia? ¿Pero es que ya nadie se acuerda de el Carmel? Parece mentira, pero los responsables finales de estas obras parece que no. Y por eso, y porque a ellos no les afecta en realidad o porque se está demasiado bien en los sillones del Gobierno, aquí nadie dimite ni a nadie se le hace dimitir. Sólo hay promesas de seguir trabajando y arreglar los problemas. Pero lo peor es que no hacen ni eso. Cuanto más prometen, más problemas hay. Todavía recuerdo aquella frase de «para el 12 de septiembre ya no habrá retrasos ni restricciones en las vías». Y estamos a 6 de noviembre. ¿Algún político se atreve a venir, prensa en mano, y explicarle cuanto se ha trabajado para que los problemas se alarguen hasta el 30 de noviembre? Eso si todo va «bien», claro.
Sobre este tema la prensa últimamente ha tenido muchos comentarios y titulares. Algunos han sido verdaderamente recurrentes, sólo hace falta dar una vuelta por el kiosco o por Internet. Y hoy he visto que la gente se preguntaba si después de todo lo que está sufriendo el usuario se le compensará de alguna manera. Porque por el momento además de retrasos y congestiones, tiene que pagar más de la cuenta para coger metros o buses adicionales. ¿Se apuntará la compañía eso que rondaba por la red de congelar las tarifas para el año que viene? Mucho me temo, y espero equivocarme, que va a ser que no.