Adoro el mar. Casi tanto como las vistas aéreas. Tal vez por eso me hace ilusión empezar estas líneas en una playa de esas que calificamos de paradisíaca. Así parece que se hace un poco más fácil pasar estos días tan lejos de mi gente….
Se nos va otro año. Bueno, a algunos a estas horas ya se les fue… Yo juego con la ventaja esta vez de contar con seis horas de diferencia que me permiten llevar eso de la “última hora” hasta el máximo extremo. 2018 se volvió a pasar rápido, demasiado para poder alcanzar todos los objetivos que escribimos sobre aquel papel perdido, y demasiado poco como para que lo difícil parezca menos complicado.
Tomar decisiones nunca es fácil. Y este año tocaron tomar algunas importantes. El problema es que este 2019 no da tregua y toca tomar todavía más. ¿Cómo saber lo que es mejor? Imposible.
Imposible saber si coger ese avión a Panamá fue la mejor opción. Echar de menos es complicado, aunque parezca ridículo. Y ahora el problema es que en este pequeño país también se quedará mucha gente a la que echaré de menos al volver. Gracias a todos aquellos que de una manera u otra han hecho más fácil esta aventura transoceánica. Yo sé que no soy la persona más extrovertida y sociable del mundo, pero me habéis demostrado que el cariño es infinito y que solo con buena gente y buenos amigos se sobrevive a todo.
Y gracias a los que desde la lejanía seguís demostrándome a cada momento que estáis ahí. No sabéis hasta qué punto sois importantes para mí. ¡Nos vemos pronto!
Para este 2019 hay propósitos que se autoimponen, como seguir luchando y avanzando cada día, y también otros que apuntaré en un papel para convertir en objetivos personales con metas a alcanzar. Pero sobre todo, hay un deseo: ¡seguir compartiendo con todos vosotros!
¡Feliz 2019 lleno de oportunidades!
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