Recuperando otro de los artículos escritos para la Revista Mujer. Este publicado en papel en la edición del mes de noviembre, mes de la Patria para los panameños, en el que tuve la suerte de conocer a un grupo de emprendedoras y artesanas con muchas historias interesantes que contar. Podéis recuperar la versión en pdf aquí Emprendedoras y guardianas del folclor – Mujer Noviembre 2018 (1) o leer la versión ampliada en su web.
“Detrás de cada pieza de artesanía hay una historia personal, familiar y colectiva”. Y esto lo demuestra el grupo de 28 empresarias que forman parte del Núcleo de Artesanas del Centro de Innovación de la Ciudad del Saber. Emprendedoras que un día se decidieron a abandonar su zona de confort para luchar por un sueño: tener su propio negocio.
“Nadie dijo que emprender fuera algo fácil, pero no es imposible”, dicen en un mensaje común que luego se va matizando según el recorrido de cada una. “Pero vale mucho la pena”, vuelven a coincidir, como también concuerdan en lo importante que es “rodearse de gente que está emprendiendo como tú, gente que te puede ayudar y ofrecer herramientas para convertir tu pasión en un negocio”.
Y es aquí donde toma protagonismo el Canal de Empresarias, un proyecto auspiciado por el Banco Interamericano de Desarrollo. “A raíz que terminó ese proyecto, a ellas se les dio un maletín de herramientas para que vieran cómo estas dotes que tenían, esas herencias de familia, se podían convertir en una estructura más apegada a una empresa y que ellas mismas se reconocieran como microempresarias”, explica Jennie Britton, consejera del Núcleo de Artesanas del Centro de Innovación de Ciudad del Saber.
Además del Canal de Empresarias, Ciudad del Saber se presentó a la licitación del proyecto de la Unión Europea ‘al-invest 5.0’, y creó los Núcleos Sectoriales, del que sale este de artesanas. “Esto las lleva a unirse más y conseguir que ahora ya no las vean como artesanas individuales, sino como un grupo de mujeres que trabajan organizadas, negocian juntas y se apoyan para sacar adelante todos sus negocios”, agrega Britton.
De entre los 28 proyectos vinculados al Núcleo de Artesanas, en este mes de la Patria tuvimos la oportunidad de conocer a varias emprendedoras que buscan con su artesanía representar la diversidad cultural, la tradición y el folclor panameños a través de una gran variedad de aplicaciones: joyería, complementos, moda, juguetes, decoración y utensilios para el hogar, entre otros.
Emprendimientos como Colucci by Vernette, que a través de la orfebrería rinde un homenaje a la pollera y a las raíces santeñas heredadas de la abuela. “Vamos extrayendo diversas inspiraciones, pero las transformamos y hacemos nuestros propios diseños: mariposas, libélulas, aves, flores de jardín…”, explica Vernette Colucci, quien asegura que no ha sido un camino fácil. “Hay momentos que uno se siente triste, que llora. Hay instantes que dudas mucho… Pero es un tema de no dejarse, de buscar apoyos que te ayuden a sacar tu proyecto adelante”, remarca.
“Yo quería dar a conocer tanto el arte en el folclor como el folclor en el arte”, explica Amaria Taboada, quien combina su estilo abstracto con el dibujo de la pollera, los diablos y otros elementos del folclor panameño. “Aunque empecé pintando polleras por un encargo de una amiga, creo que es un trabajo interesante para transmitir nuestro arte y tradición a las futuras generaciones, y que no lo dejen perder”, insiste Taboada.
Ivonne Pinzón se dedica a la confección de joyería artesanal, pero en la búsqueda por innovar y ofrecer a sus clientes una más amplia variedad de productos, “decidimos implementar en nuestras colecciones elementos relacionados con nuestro traje típico”. Además, esto le ha servido para hacer crecer el equipo e incorporar a su madre, de 80 años, quien “descubrió un talento oculto que jamás pensó que tenía”, explica Pinzón. La artesana comenta que ahora ella misma hace cada uno de los pétalos de las flores de su colección que bautizó “El jardín de mi madre”.
Para Migdalia Woo Mojica el emprendimiento surgió de una necesidad de ser libre. “Y en esa búsqueda de libertad encontré la arcilla. Una forma de expresarme, de crear hasta un estilo de vida mío”, explica. Con eso empezó Mojica Diseño Artesanal, con figuras de diseño propio que representan la variedad cultural de Panamá. “Yo estoy viejita en esto del emprendimiento, llevo 17 años, y por entonces la gente me veía como un bicho raro”, asegura Woo Mojica, que cree que ahora “es un poco más fácil y se encuentran muchos grupos en los que apoyarte, como este Núcleo de Artesanas”.
“El emprendimiento de Rosas Creativas consiste en un relevo generacional. Mi madre, desde hace más de 40 años, crea muñecas de tela y nosotros queremos rescatar eso porque sabemos que hacen felices, no solo a niñas, sino también a adultos que recuerdan su infancia”, ilustra Rosa Montenegro. “Emprender no es fácil, y ser mujer a veces pone un extra de dificultad, porque venimos con una mochila emocional: cómo hago, por dónde empiezo, que los hijos, el esposo, las mamás, que hay que cuidar… son muchas situaciones, entonces, sí, es difícil; pero no importa, porque no es imposible”, reflexiona Montenegro.
En el caso de Rubiela Barnet, la cultura guna fue su fuente de inspiración. “Soy heredera de toda esa belleza cultural y espiritual de Guna Yala y queremos transmitirlo al resto de Panamá y al mundo”, cuenta Barnet, que lo hace a través de tres emprendimientos diferentes vinculados a la artesanía —Olua en lengua guna—, al turismo —Ogobs— y a las capacitaciones para potenciar el destino. “Yo siento que hoy en día se puede emprender más fácilmente. La mayoría de bloqueos nos los ponemos nosotros mismos. Hay que confiar; aunque es cierto que a veces parece que como mujer (y además indígena), fuera a tener muchas complicaciones; pero también he tenido muchas oportunidades”, asegura Barnet, quien insiste que “hay que creer en una misma, empoderarse y salir adelante. ¡Todo se puede lograr!”