Dije que estas tres palabras serían un buen punto de partida para una buena historia. Pero no era mi historia. Esta tenía más que ver con puntos de anclaje a personas, lugares y circunstancias imaginarios. Con líneas trazadas al azar que dibujaban caminos a veces sorprendentes, a veces demasiado complicados. Con una brújula que ya no sabía qué norte indicar…