La aventura de Chico y Rita es una de esas historias de amor ya explicadas una y mil veces en el cine. Aunque no por repetitiva deja de ser capaz de transmitir ternura y una pizca de melancolía. Lo importante aquí es dejarse llevar por la imagen y el sonido: te enamora una Habana precastrista y una Nueva York a ritmo de jazz dibujadas por la mano de Javier Mariscal y coordinadas por Fernando Trueba.
Con un dibujo de colores planos y líneas gruesas, sencillo, sin artificios, Mariscal consigue fondos de ciudades increíbles, detallados, realistas y evocadores. Un viaje animado a la Habana de 1948, llena de color y música, con los sueños de los artistas cubanos trasladados a las luces de neón de la gran Nueva York. Pero la ciudad que parecía sinónimo de triunfo se convierte en la tragedia de los protagonistas, que deberán escoger entre ellos o su éxito. La conclusión la adelanta Rita: «a mi el futuro no me ha dado nada, tengo todas mis esperanzas puestas en el pasado».
La banda sonora es, no obstante, la gran estrella de la película. Charlie Parker, Chano Pozo, Nat King Cole, Tito Puentes, Estrella Morente y la inconfundible huella de Bebo Valdés no podían defraudar. El viaje a través de la música cubana y del jazz de los últimos 50 años que proponen Chico y Rita da vida a su previsible historia de amor y cautivan irremediablemente al espectador.