Seguramente las fotos nunca saldrán bien, ni iremos de punta en blanco. Pero prefiero el recuerdo de las risas, de nuestras batallas campales en el sofá, de nuestros juegos con normas propias, de cantar canciones sin voz, de buscar el chiste del año.. Prefiero el recuerdo de compartir un tiempo precioso con los míos…
Y es que en realidad no se necesita mucho para ser feliz.