Suspiraba en silencio cada vez que lo veía, sentía ganas de abrazarlo cada vez que se acercaba y soñaba con él cada noche… Julieta sentía que había encontrado a su Romeo, aquel que la esperaría debajo del balcón para huir lejos, a algún sitio en el que pudieran ser felices juntos.
Pero se había vuelto a equivocar de persona y Romeo no era más que una alucinación: él nunca se fijaría en ella, al menos no como ella quería. Y sabía que debería olvidar lo que sentía, volver a ser la chica fría e insensible que todo el mundo pensaba que era, volver a mirarlo sin sentir nada…
Y decidió cerrar el balcón, salir y buscar la manera de empezar de nuevo