Estaban sentados en una plácida terraza, en un bar de un parque del centro de la ciudad, junto al mini-lago y viendo correr a los niños por el césped…
– ¿Sabeis a qué me recuerda ésto?
– ¿A qué?
– A la granja de Amsterdam, aquella donde desayunamos en plan comunidad hippie
– ¡Es verdad! Sólo le faltan los bollos 😛
– Debería haber aquí también un «Molino»
– ¿Un molino? En la granja no había ninguno…
– ¡¡No!! El molino-cerveceria
– (ríe) ¡Eres una borracha!
– Sí, sí, pero os ha cambiado la cara a los dos pensando en aquellas jarras de cerveza… bien fría…
– ¡Aix! ¿Volvemos a Amsterdam?