Cuál cuento propio de otros tiempos… Como si de la ventana de aquel torreón fuera a salir Rapunzel con sus largas trenzas, pidiendo ser salvada por su príncipe… O como si al final de la escalinata fueras a encontrar a la madrastra de Blancanieves preguntándole al espejito mágico quién es la mujer más bella del mundo…
Nada de eso. Ahora, la Torre de la Vall, servía para escribir otra historia. Nuestra propia historia… mezcla de viajes, sorpresas, juegos, copas, charlas con o sin sentido… pero sobretodo de buen rollo, risas y momentos para compartir.
Momentos de esos que después conservas como un pequeño tesoro…