Una linda manera de empezar el año es asistiendo a uno de esos siempre increíbles espectáculos del Cirque du Soleil. En este caso ha sido con Saltimbanco. Saltimbanco pretende ser un homenaje al artista de la calle. Y consigue su objetivo, sobretodo en la primera parte, en la que abundan números de circo tradicional o de artistas callejeros: mimos, payasos, bailarines, acróbatas sobre bicicleta, malabaristas… todo en un escenario brillantemente ambientado y con un juego de luces espectacular. Tanto, que en algún momento tenías la sensación de estar viendo una ciudad real de fondo con una plaza en la que se juntan algunos artistas para poder ser contemplados por su público incondicional.
La segunda parte reina el espectáculo y el circo sale a escena, dejando ya a un lado el artista callejero. Acróbatas, trapezistas volando por los aires, un espectador que responde muy bien a las provocaciones del mejor payaso que he visto en mucho tiempo, música en directo que te deja boquiabierta…
… y llega el final y te quedas con ganas de mucho más. Se hace corto, a pesar de que han pasado dos horas, y aquí no se pueden pedir bises
Un comentario en “Mamá, quiero ser trapezista…”